En declaraciones ofrecidas a la cadena CNN el pasad lunes 20 de mayo el secretario general de la OEA Jose Miguel Insulza ofreció detalles del reciente informe publicado por esa institución.
Insulza preciso que si bien el problema de las drogas afecta a todos los países, existen particularidades del problema en cada país y se deben abordar de diferente manera.
El informe concluye que la ganancia de este negocio se queda en Estado Unidos, mientras que en los países productores aumenta la violencia por este flagelo.
Para producir un kilo de pasta base de hidrocloruro de cocaína se requiere entre 450 y 600 kilos de hoja de coca. Como un granjero colombiano recibe en promedio 1,3 dólares por kilo de hoja de coca, puede estimarse que el kilo de pasta base en la selva colombiana tiene un costo de entre 585 y 780 dólares.
En los Estados Unidos, pasada la frontera, el kilo es vendido al mayoreo y alcanza un precio de 27 mil dólares o más.
Así mismo indico el secretario de la OEA que frente a la despenalización, expreso que se deben analizar otras salidas diferentes a las penas privativas de la libertad y llamo la atención a explorar otras opciones que contemplen la atención medica de estas personas.
El informe deja elementos que alimentan el debate en los países miembros de la OEA, aunque paradójicamente Estado Unidos mantiene una postura de no despenalizar el consumo de estas sustancias.
Desde la región centro oriente de Colombia los campesinos y sus organizaciones sociales han entendido el problema de la coca como una excusa para la intervención militar gringa a través del PLAN COLOMBIA, la cual ha dejado impactos en la disminución de la producción agropecuaria, de igual manera los campesinos y los jóvenes se estaban alejando de la relación con la tierra y el territorio, la organización social desplazada por el dinero fácil como elemento fundamental para resolver necesidades, la deserción escolar venía en repunte dado que los jóvenes se empleaban como raspachines, generando descomposición social expresada en alcoholismos, tabaquismo, prostitución, y el costo de vida se elevaba ante la especulación reinante producida por una cultura mafiosa y traqueta que se impuso en la región.
Dese finales del año 2007 las Organizaciones Sociales de Arauca, entre ellas la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos-ADUC-, las Juntas de Acción Comunal y la Cooperativa Agropecuaria del Sarare –COAGROSARARE- empezaron, junto con los campesinos, la labor de erradicar los cultivos de uso ilícito y hasta el momento se han erradicado cerca del 80%.
Uno de los logros de la erradicación voluntaria es que los campesinos han retomado su vocación agrícola y pecuaria, han organizado su producción de acuerdo a las posibilidades particulares del territorio; se han constituido tres asociaciones de plataneros en Saravena, Fortul y Arauquita que junto con la de Puente Tabla (Tame) conforman hoy el Comité Departamental de Plataneros, lo mismo ha sucedido con los cacaoteros, los lecheros, los porcicultores, piscicultores entre otros.
Los jóvenes han retomado su relación y vocación campesina de cultivar la tierra y volvieron a sus actividades estudiantiles, dedicando su tiempo libre al deporte, la recreación y el fortalecimiento de la identidad cultural.
Pero este avance social, político y económico no ha contado con el apoyo del Estado, que aún mantiene una deuda con el campesinado que logro de manera voluntaria y decidida sustituir el cultivo de la coca y hoy en esos lugares el ambiente es de tranquilidad, esperanza, alegría y construcción de poder social y transformador de las relaciones sociales.
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